2 de marzo de 2018

"Mandioca", de Eduardo A. Vidal

Mandioca Eduardo A. Vidal
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Stirner

SINOPSIS: 
Desquiciado, insolente, marginal e introspectivo, Mandioca se abre paso entre las miserias del género humano por un recoveco tan exiguo que apenas permite echar un vistazo. Eduardo A. Vidal (1985), nacido en un pequeño pueblo —apenas tres calles— cercano a ciudad de Melo, Uruguay, ofrece en esta colección de relatos, que funciona como una novela episódica, un recorrido por los santuarios más tropicales del mundo. Desde un París que de pronto se asemeja a una pequeña urbe costera repleta de palmeras ácidas, pasando por un Uruguay devoto y una Barcelona utópica hasta llegar a Alicante, descrita como nunca antes a través de unos ojos que no discriminan entre el bien y el mal cuando encaran de frente el Mediterráneo.

OPINIÓN:
Planes para asesinar al presidente, trapicheos que devienen en los más sádicos métodos de tortura, profesores espiando a sus alumnas por el ojo de la cerradura, un joven a quien han de extirparle a Dios de un testículo o las velocidades de vértigo que se pueden alcanzar al subir la escalera de la fama componen este caleidoscopio de prosa cuidada y certera, con párrafos circulares que parecen alejarse del tema en cuestión, pero que hacen todo lo contrario: indagar en el concepto hasta ofrecer al lector un mapa multidimensional del mismo. Desde el prefacio, con 25 definiciones de ‘mandioca’, que puede leerse como un relato más, navegaremos a ratos por un texto onírico que bordea el surrealismo, a ratos por una disección milimétrica de la realidad (o de una determinada realidad).
Todo el libro me ha parecido una genialidad, y aun así destaco dos relatos sobre el resto: ‘Croquis Parisiene’, o las obsesiones de un joven con su vecina, a quien escucha gemir a través de la pared, y ‘Milonga’, donde se realiza una suerte de revisión casi de laboratorio de los movimientos sociales surgidos a partir del 15-M, búsqueda y azote de culpables, ascenso y caída de ídolos.
La miseria, las drogas y el alcohol se ven las caras en estos relatos con la comida ecológica y todas las artes reunidas a modo de performance global. Más mundo interior que vivencias en los histriónicos (pero creíbles, ojo) personajes, la mayoría, imagino, proyecciones del propio autor en mundos que ha conocido o quisiera conocer (más bien lo primero).
Una obra que sin duda recomiendo.

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