1 de noviembre de 2013

"Pólvora negra", de Montero Glez

Pólvora negra Montero Glez
FICHA TÉCNICA:
Género: Narrativa
Editorial: Booket

SINOPSIS:
La novela que reconstruye el atentado contra Alfonso XIII. Mateo Morral, joven anarquista catalán, llega a Madrid en mayo de 1906, cuando las calles de la ciudad se engalanaban ultimando los detalles de la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Mateo Morral iba a ser el encargado de arrojar su regalo mortal al paso de los reyes: una bomba envuelta en un ramo de flores. La novela que mereció el premio Azorín 2008.

OPINIÓN:
Tras mostrarnos las tripas de la calle en sus tres primeras novelas (‘Sed de champán’, ‘Cuando la noche obliga’ y ‘Manteca colorá’) y antes de regalarnos la prosa más exquisita y musical que he leído en años con ‘Pistola y cuchillo’, Montero Glez brindaba al respetable una magnífica instantánea del Madrid de comienzos del siglo XX con esta, en mi opinión, su mejor novela hasta la fecha.
Aunque con momentos de cierto protagonismo para realeza, ministros y capas altas de lo social a cuento del enlace matrimonial entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, el autor vuelve a dejar caer el peso de la obra en la otra cara de la moneda, llevando al lector por los arrabales y callejones del Madrid más canalla, donde constantemente nos envuelve el olor del aliento de perros pudriéndose en las cloacas, de la mano de anarquistas que bombardean los ánimos tanto a golpe de imprenta como con balas y explosivos.
Como es habitual en el autor no son pocos los pasajes del texto donde rememoraremos algunos de sus relatos cortos, como ocurre al plasmar las discusiones a pie de barra sobre los artistas Manuel Torre y Antonio Chacón (pasaje que se apoya en su relato ‘Barrio de las injurias’) o los arrebatos de la chata y un jovencísimo Alfonso XIII que, ante los gritos de sus detractores, no dudan en responder de igual guisa e incluso bajarse los pantalones y mostrar las desnudas posaderas el futuro rey (como se nos adelantaba en el relato ‘Rubia de rabia’). Como curiosidad mencionar que a esa altura de la novela se nos cuenta el origen de la leyenda del ratoncito Pérez.
Tenemos el protagonismo repartido entre el anarquista que lanzara la bomba oculta en un ramo de flores al paso del carruaje real, Mateo Morral, y el antihéroe llamado a atraparlo sin reparos a la hora de emplear convincentes métodos y malas artes para alcanzar sus objetivos, Pedro Beltrán. Quizá el primer personaje queda un tanto desdibujado al ser más importantes sus intenciones que su propia persona, quizá la contundencia de su némesis, el teniente Beltrán, el hombre del plomo en la mirada, ahoga cualquier otra presencia en escena; el caso es que el segundo copa las páginas de la obra con su presencia y es sin duda la sensación de haber leído su historia, y la de nadie más, la que nos queda al finalizar.
La novela se sustenta en capítulos cortos, intensos, donde cada detalle contribuye al resultado final y, por lo tanto, de lectura muy ágil y fluida que, tal vez, puede perder algo de fuerza en los últimos compases debido a que su autor no quiere dejar ningún cabo suelto y cuenta el destino de todos los que en algún momento han participado de la historia. Este final, que roza lo didáctico, si bien resta ritmo a la narración, nos deja esbozos de una calidad y buen gusto exquisitos, como el del soldado francés que pagó tan sólo por acariciar a una mujer o el poema tributo a Mateo Morral (‘Rosa de llamas’) que escribiera en su día nuestro ilustre Don Ramón María del Valle Inclán.
Por la soltura con que Montero Glez maneja una prosa musical, casi poética, para, sin embargo, narrar los perfiles más crudos de la miseria, recomiendo esta obra y todas las del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...